Esta obra no llegó a ejecutarse hasta el 8 de julio de 1618. Según consta en el libro racional de dicha fecha.

“Todos los abrevaderos estaban dotados de árboles, aportando unas buenas sombras a las caballerías y ganados durante su abastecimiento. Por ello, deducimos que posiblemente fuese plantado éste árbol junto con otros, los cuales no han perdurado en el tiempo”, según se indica en el catálogo de elementos patrimoniales del Ayuntamiento de Biar.

La primera documentación que hace referencia al presente árbol, considerándolo como un elemento singular, data de 1824.

El Plátano de Biar no es solo un árbol; es un testimonio vivo de la historia y un símbolo de la conexión entre la naturaleza y la comunidad de Biar. Visitar este monumento natural es una experiencia que nos recuerda la importancia de conservar y valorar nuestro patrimonio natural. En cada hoja, rama y anillo de su tronco, el Plátano de Biar guarda las historias de aquellos que han pasado bajo su sombra, convirtiéndose en un guardián silencioso del legado de Biar.